La fibromialgia se ha definido tradicionalmente como un proceso de origen reumatológico crónico que afecta a las partes blandas del organismo, especialmente al músculo.

Se caracteriza por un dolor corporal difuso que frecuentemente asocia trastornos del sueño, cefaleas, fatiga, alteraciones psicológicas como ansiedad, depresión y estrés y otros síntomas funcionales.

En recientes estudios queda demostrado que un cierto grado de actividad física, junto con una correcta alimentación y descanso ayuda a mejorar los síntomas de dicha enfermedad.

Por ello es conveniente recibir atención fisioterápica, ya que mediante los estiramientos, la aplicación de electroterapia y la realización de ejercicios específicos es posible conseguir una disminución de los síntomas clínicos.